miércoles, 17 de diciembre de 2014

CARTA CON MOTIVO DE NAVIDAD
“Padre Marco Bayas, Sacerdote Lazarista de Cristo Jesús por la voluntad de Dios: A los santos que forman la Familia de Radio María, que son fieles en Cristo Jesús: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (cfr. Efesios 1,1-2)
¡Feliz Navidad!, nuestro Dios ha enviado a su Hijo hecho hombre, para salvarnos del mundo, del pecado y de la muerte.
Se cumplió la profecía: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, y el principado sobre su hombro, y es su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” Isaías 9,6
En adviento entra al alma una brisa fresca y alegre. El Niño va a nacer. Comparto lo que pienso debemos hacer por y para Navidad:
ü  Crecer en nuestra vida interior.
ü  Amar al desamparado.
ü  Volver la mirada, agradecidos a Dios.
ü  Vivir la Navidad como los pastores; hombres recios y de trabajo duro, que se admiran al ver al recién nacido y le adoran y corren a contar la Buena Nueva: “Ha nacido un pequeño Niño, que es el Hijo de Dios”.
Sí, vale la pena vivir sumergidos en el mar de Dios; es maravilloso experimentar su gracia y protección. Esto no lo he leído en ningún libro; lo vivo y experimento cada día. Porque no es lo mismo escuchar de Dios que vivir en Dios.
Compruebo que las Palabras del Evangelio se cumplen: "Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán" (Juan 15,7)
Debo confesar humildemente que soy de los que mucho piden y también de los que mucho agradecen. Agradezco porque Dios me regala una primavera espiritual. Me enseña el abandono, la confianza y su Amor, porque "Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros; y estamos alegres." (Salmo 126,3)
Tengo una vida de necesidades, pero ahí está mi Padre que provee. ¿Qué más puedo pedir? He aprendido que todo se basa en confiar. Si confío mucho, recibo mucho, si confío poco, recibo poco.
Me siento feliz, de saberme amado desde la eternidad. De saber que Dios es mi Padre, nuestro Padre. Y por ello, todos somos hermanos.
No podía dejar de escribir estas reflexiones para Navidad: me han preguntado "¿a quién vas a enviar postales?" ¡Y todos ustedes vinieron a mi memoria!
En vivo y en directo y por medio de las ondas radiales, más de una vez nos hemos encontrado, en las buenas y en las malas, en los días de sol, en los nublados y en los de tempestad.
Esta carta es para ustedes… Una carta de amor, de esos amores eternos de hermandad, de amistad, que brota del corazón.
Navidad es momento de celebrar el amor y la amistad que está presente en nuestras vidas. El espíritu navideño invade todo y nadie se escapa de él.
La vida es como las monedas: tiene dos caras que se oponen. Un lado bueno y uno malo, cada uno elige cuál de esas caras volteará a mirar, pero si elijes el bueno serás más feliz.
La felicidad no es un objeto ni un sentimiento, es un estado de ánimo, cada uno elige ser feliz o infeliz. Hay cosas que nos hacen sufrir, pero tú decides que tanto te afectan y por cuanto tiempo: "Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento..." Lucas 1,14
Los éxitos y los fracasos son necesarios; de los éxitos aprenderás que puedes lograr tus metas y mucho más; de los fracasos, que puedes levantarte y sortear eso y más, también descubrirás quienes son tus amigos. Si puedes sobrellevar ambos aprenderás el secreto de la vida.

Nunca creas demasiado lo que digan de ti, ni alabanzas ni  descréditos, la gente pocas veces puede conocer nuestro corazón. Cree en ti por sobre todo, cree en tu fuerza, en tu espíritu, en tu ser. Igual que María, la Madre del Señor: "Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la humildad de su sierva; pues desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones." Lc 1,46-48
Ten sueños, si no, la vida no vale la pena. Ten sueños y lucha por ellos, y cuando alcances tus metas, asume otras, pues lo maravilloso de una meta no es llegar, sino el trayecto que lleva a ella.
No hay nada imposible, aunque los demás aseguren que no podrás lograrlo. Recuerda, el ser humano ha llegado a la luna, a las profundidades del océano, ha inventado después de 5.000 intentos un foco, ha podido ver hasta los átomos, si otros lo han hecho, ¿por qué tú no lograrías lo que te propones?
La fórmula para conseguir lo que busques es sólo una: trabajo y perseverancia, con el corazón puesto en Cristo que dijo: “Sin mi nada pueden hacer”. Hay quienes buscan el camino fácil, pero lo que fácil llega fácil se va…
Sé leal, no te dejes llevar por lo que la mayoría diga o piense …Siempre se puede volver a empezar, aun cuando pienses que todo está mal, que ya es demasiado tarde para cambiar; no lo es, cada amanecer es una oportunidad para cambiar nuestra vida, para enmendar errores, para empezar de nuevo.
Eres único, no imites a nadie, ni siquiera para que te quieran o te acepten, no tengas miedo a ser distinto, Jesús nos enseña a desafiar los convencionalismos.

Sé valiente, si tomas una decisión: mantenla y no tengas miedo del que dirán. Recuerda, hay alguien que te ama, tal como eres, hagas lo que hagas y pase lo que pase, es Jesús.
Jesucristo ya existía antes de la creación. El hombre existe en la mente de Dios desde antes de la creación, cada uno de nosotros en particular, porque Dios nos ama a todos.
Es Navidad, Dios nos ama, abrámosle el corazón para que nazca en cada uno. Este es el mejor regalo... "Bendito sea el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo" Lucas 1,68-69
Vivamos una auténtica Navidad; porque Navidad hoy:
ü  No es el tiempo en el que más se reza, sino en el que más se compra.
ü  No es el tiempo en el que más nos arrodillamos, sino en el que más nos adornamos y divertimos.
ü  No es el tiempo en el que vivimos pendientes de la señal de la estrella para encontrar al Niño Dios, sino pendientes de los anuncios de la televisión y la propaganda para comprar y gastar.
ü  ¡Qué alteración de vida, qué frenesí en las calles, qué tumulto en la tiendas! ¡Cuánta vanidad, compromisos, felicitaciones y endeudamientos!
ü  ¡Cuánta sofocación y cuántos movimientos llenan la tierra! ¡Y qué soledad, qué desolación, qué intima paz llenan la gruta de Belén!
ü  Las tiendas se abarrotan porque todos quieren “cosas”. Y la gruta está vacía porque pocos quieren fe.
ü  Muchos están adorando su dinero y desperdiciando la riqueza de su salvación.
ü  ¡Qué contagiosa la sed insaciable de “tener”! Y qué lejos los preocupados por “ser”, por entrar en su Navidad interior y ofrecer amor.
ü  Hay culto de comercio, no adoración de Dios.
ü  Hay religión de banquetes, no fuego de pesebre.
ü  Hay fe de postales y tarjetas, no de espíritu divino.
ü  Hay luces de colores, no de corazones encendidos.
Se abren las puertas para Dios ¡y entra el mundo! Se pregona la gran verdad y parece una gran mentira. Suenan las campanas, se prenden los arbolitos, se aturden los hombres, comprometidos con la sociedad pero desprevenidos del Salvador del Mundo.

Cada día es Navidad. Feliz Navidad a todos en el nombre del que nació para morir por nosotros: Emanuel, Jesucristo, Yehshua.
Es Navidad, ¡Alelu-Yah!: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” (Lucas 2,14)
Con infinito afecto y gratitud,

Padre Marco Bayas O. CM

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