La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, sea siempre con
nosotros.
Marco Bayas, Sacerdote de Cristo Jesús por voluntad de
Dios, a todos los miembros de la Familia de Radio María en Ecuador. A todos
ustedes que creen en Cristo: reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre y de
Jesús, el Señor (cf. Ef 1,1-2).
Con gozo y esperanza, hago llegar a ustedes esta
circular. Aunque es larga esta carta, permítanme comenzar con una bella
historia:
“Una mañana, una mujer elegantemente vestida se paró
frente a un hombre desamparado, él lentamente levantó la vista… y miró
claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida… Su
abrigo era nuevo. Parecía que nunca se había perdido de una buena comida en su
vida.
El primer pensamiento del pobre fue: “Sólo
quiere burlarse de mí, como tantos ya lo han hecho... ¡"Por
favor, déjeme en paz”! -gruñó el
indigente-Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de él… Ella
sonreía sin parar…
"¿Tienes hambre?"
-preguntó ella. "¡No!", -contestó
sarcásticamente-"Acabo de llegar de cenar con el Presidente... Ahora
vete." La sonrisa de la mujer se hizo más grande. De pronto el hombre
sintió una mano suave bajo el brazo. "¿Qué hace
usted, señora?" -preguntó enojado el mendigo-. ¡“Le digo
que me deje en paz”!
Justo en ese momento un policía se acercó. "¿Hay
algún problema, señora?" -preguntó el oficial- "No hay
ningún problema, oficial…”, -contestó la mujer- "Sólo estoy tratando de
ayudarle para que se ponga de pie...” “¿Me
ayudaría?” -El oficial se rascó la cabeza…- "¡Por
supuesto, el Viejo Juan, Ha sido un estorbo por aquí por los últimos años!. ¿Qué
quiere usted con él?" Pregunto el oficial...
"¿Ve la cafetería de allí?"
-preguntó ella- "Voy a darle algo de comer y sacarlo del frío por un
ratito"
"¿Está loca, señora?" -el
pobre desamparado se resistió-. ¡"Yo no quiero ir ahí”!
Entonces sintió dos fuertes manos agarrándolo de los brazos que lo levantaron… "Déjame
ir oficial, Yo no hice nada…"
"Vamos Viejo, esta es una buena oportunidad para
ti", -le susurró el oficial al oído- Finalmente, y con
cierta dificultad, la mujer y el agente de policía llevaron al Viejo Juan a la
cafetería y lo sentaron en una mesa en un rincón. La mayoría de la gente ya
había almorzado…
El gerente de la cafetería se acercó y preguntó: "¿Qué está
pasando aquí, oficial?"; "¿Qué es
todo esto?; ¿Este hombre está en problemas?"
-"Esta señora lo trajo aquí para que coma algo",- respondió el policía.
"¡Oh no, no, aquí no!",
respondió airadamente el gerente. ¡"Tener una persona como ésta
aquí, es malo para mi negocio”!
El Viejo Juan esbozó una sonrisa mostrando sus pocos
dientes. "Señora, se lo dije. ¿Ahora,
si van a dejarme ir? Yo no quería venir aquí…"
La mujer se dirigió al gerente de la cafetería y
sonrió… "Señor, ¿conoce
usted Hernández y Asociados, la Compañía que está a dos calles de aquí?"
"Por supuesto que la conozco",
respondió el administrador con impaciencia. "Ellos tienen sus reuniones
semanales en una de mis salas de banquetes"
"¿Y se gana una buena cantidad de dinero
con el suministro de alimentos en estas reuniones semanales?"
-Preguntó la Señora-… "¿Y eso qué le importa a usted? –Respondió
airado el administrador-
“Soy la Señora Hernández, Presidenta y
Dueña de la Compañía". “Oh Perdón” -dijo
el gerente- La mujer sonrió de nuevo… "Pensé que esto podría hacer una diferencia en su
trato" -le dijo al policía-, que fuertemente trataba de
contener una carcajada.
"¿Le gustaría tomar con nosotros una
taza de café o una comida, oficial?" "No,
gracias, señora", -replicó el oficial-. "Estoy en
servicio". "Entonces, ¿quizás,
una taza de café para llevar?". "Sí, señora. Eso estaría mejor".
El gerente de la cafetería giró sobre sus talones como
recibiendo una orden. –“Voy a traer el café para usted de
inmediato señor oficial" El oficial lo vio alejarse. Y opinó: "Ciertamente
lo ha puesto en su lugar", dijo.
"Esa no fue mi intención“, dijo la
señora… “Lo crea o no, tengo una buena razón
para todo esto". Se sentó a la mesa frente a su invitado. Ella lo miró
fijamente... "Juan ¿te acuerdas de mí?" -El
viejo Juan miró su rostro con los ojos lagañosos- "Creo que sí – su
cara- , se me hace familiar".
"Mira Juan, quizá estoy un poco más grande, pero
mírame bien", -dijo la Señora-… "Tal
vez me veo más gordita... pero cuando tú trabajabas aquí hace muchos años vine
aquí una vez, por esa misma puerta, muerta de hambre y frío"
-Algunas lágrimas rodaron sobre sus mejillas-…
"¿Señora?" dijo el
oficial, no podía creer lo que estaba presenciando, ni siquiera pensar que esa
mujer un día podría haber pasado hambre.
"Yo acababa de graduarme en la Universidad…",
-comentó la mujer-. "Llegué a la ciudad en busca de un trabajo, pero no
encontré nada”. -Con la voz
quebrantada la mujer continuaba-: “Cuando
me quedaban mis últimos centavos y me habían corrido de mi apartamento,
caminaba por las calles, hacía frío y casi muerta de hambre vi este lugar y
entré desesperada con la posibilidad de que podría conseguir algo de
comer" -Con lágrimas en sus ojos la mujer siguió platicando… Juan me
recibió con una sonrisa-.
"Ahora me acuerdo", dijo
Juan. "Yo estaba detrás del mostrador de servicio. Se acercó y me
preguntó si podría trabajar por algo de comer”. “Sí, y me
dijiste que estaba en contra de la política de la empresa".
Continuó la mujer… -“Entonces, tú me hiciste el sándwich de
carne más grande que había visto... me diste una taza de café y me fui a un
rincón y disfrutar de mi comida. Tenía miedo de que tengas problemas. Luego,
miré y te vi poner el precio de la comida en la caja registradora, supe
entonces que todo iba a estar bien".
"¿Así que usted comenzó su propio
negocio?" Dijo, Juan. "Sí, encontré un trabajo esa
misma tarde. Trabajé muy duro y me fui hacia arriba con la ayuda de Mi Padre
Dios y de la Virgen”. “Empecé
mi propio negocio que, con la ayuda de Dios, prosperó…" Ella
abrió su bolso y sacó una tarjeta. "Cuando termines, quiero que vayas
donde el señor Martínez. Él es el Director de personal de mi empresa. Iré a
hablar con él y estoy segura que encontrará algo que hacer en la oficina".
Ella sonrió. "Creo que incluso podría darte un
adelanto, para que puedas comprar algo de ropa y conseguir un lugar para vivir
hasta que te recuperes. Si alguna vez necesitas algo, mi puerta está siempre
abierta para ti Juan."
Hubo lágrimas en los ojos del anciano. "¿Cómo voy
a agradecer?, preguntó. "No me des las gracias",
respondió la mujer. "A Dios dale la gloria. Él me trajo a ti."
Fuera de la cafetería, el oficial y la mujer se
detuvieron y antes de irse cada uno por su lado… "Gracias
por toda su ayuda, oficial", dijo la Sra. Hernández.” “Al
contrario…”, -dijo el oficial-, "Gracias a usted. Vi un
milagro hoy, algo que nunca voy a olvidar... Y gracias por el café…"
-------------------------------------------------
Días atrás, recibíamos con gozo la noticia del rating
de la Radio; una buena ubicación. Me dirijo a todos quienes prestan su
colaboración voluntaria para hacer realidad esta obra.
Se siente en la obra de Radio María un "viento especialmente solidario",
por la cantidad de personas voluntarias que arriman el hombro y se percibe un
sentido de “viento” de esperanza, de participación y de compromiso.
Sin duda podemos exclamar con esperanza: “Un mundo
mejor es posible"; un mundo donde la Justicia y la Igualdad se
antepongan al egoísmo y al beneficio para unos pocos. Es necesario un mundo más justo y solidario.
Sin temor a equivocarme, puedo decir que, los
voluntarios llevan el amor y la pasión impresos en su corazón y en su piel
y por eso no pueden dejar de transmitirlo. Y haciéndolo todo con esfuerzo,
tesón y presencia.
GRACIAS a quienes hacen
posible que este proyecto maravilloso sea una realidad. No puedo dejar de
reconocer la grandeza de todos y de cada uno de ustedes. Pues todo lo hacen
desde la mayor de las virtudes, el amor.
Este “éxito” es del Señor y de la Virgen; de ustedes, de los
oyentes, bendiciones y enhorabuena por ello. Felicidades a quienes conforman la
parte Administrativa, enhorabuena a los Departamentos de Programación y de
Difusión, a los Conductores de los programas, a los Técnicos, al personal de
apoyo por su trabajo, silencioso, pero efectivo. Felicidades a todos los
voluntarios y hormiguitas porque su entrega y entusiasmo se dejan notar en
todas las actividades que gracias a ustedes han sido posibles.
En esta entrega en Radio María, varias virtudes se han
ido perfilando: oración, amor y pasión. "La oración es el mejor
regalo de amor que le puedes dar a todo el que amas". "A
veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar
sería menos si le faltara esa gota" (Madre Teresa de Calcuta)
Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón,
siempre logrará acercar a la gente a Dios. Debemos hacer las cosas
ordinarias con un amor extraordinario. Dios no me eligió para tener
éxito, sino para ser fiel. El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
La Santidad no es el lujo de unos pocos; es un sencillo deber que tenemos tú y
yo. Todas estas cosas se hacen realidad en cada espacio, en cada momento, en
cada programa, en cada plegaria, en cada uno…
Bien podríamos hacer nuestra aquella bella composición:
·
"La Vida es una oportunidad, aprovéchala."
·
"La vida es una belleza, admírala."
·
"La vida es un sueño, hazlo realidad."
·
"La vida es un reto, afróntalo."
·
"La vida es un deber cúmplelo."
·
"La vida es un juego, juégalo."
·
"La vida es preciosa, cuídala."
·
"La vida es riqueza, consérvala."
·
"La vida es amor, gózala."
·
"La vida es un misterio, desvélalo."
·
"La vida es promesa, cúmplela."
·
"La vida es tristeza, supérala."
·
"La vida es himno, cántalo."
·
"La vida es un combate, acéptalo."
·
"La vida es una tragedia, domínala."
·
"La vida es una aventura, atrévete."
·
"La vida es felicidad, merécela."
·
"La vida es la vida, defiéndela."
·
"La vida es suerte, búscala."
·
"La vida es demasiado preciosa, no la
destruyas."
Si nos dijeran en medio de una crisis o de gran
problema que “al dar amor todo puede cambiar”, nos
resistiríamos a creer que así sea y hasta diríamos que es demasiado bello para
ser verdad, pero reflexionando concluimos que es verdad, lo vivimos cada día en
la Radio, pues al dar amor, cambiamos nosotros, cambia nuestro entorno y el
entorno de los demás.
Se escuchan gritos de auxilio de gente pidiendo amor,
las múltiples llamadas a los programas, son “el grito
silencioso”, esperando una respuesta, una palabra de aliento, un
abrazo, un mensaje de esperanza y amor…
En los tiempos de Jesús se presentaban muchas
propuestas para un cambio de vida y mejoras sociales:
o Los filósofos desde su punto de vista y habían escrito grandes obras;
o Los políticos habían establecido un sistema de participación del pueblo en
la toma de decisiones;
o Los militares creían que sólo las armas eran la garantía de la paz en el
orbe;
o Los emperadores o reyes creían que eran iluminados para gobernar con
justicia a sus pueblos, ya que se consideraban hijos de los dioses;
o La gente común consideraba que sólo por la violencia podían reclamar y
hacer justicia y mejorar las condiciones de vida del pueblo;
o Los religiosos consideraban que el cambio de vida y la transformación del
sistema social, estaba en función de la fe y la práctica de la ley.
En todos estos planteamientos, había algo que faltaba
para que se haga realidad el cambio, eso que faltaba era el amor al
prójimo. La novedad que trae Jesús a todo este conjunto de propuestas,
es la revolución del amor como fundamento para el cambio (Lucas
4, 14-30).
En la
Sinagoga de Nazaret, Jesús hace su proclama redentora (Lc 4,18-19) Anuncia a
todos lo que el gran amor de Dios realizará en favor de los marginados, de los
olvidados, de los que no tienen voz…
Más
de una sorpresa habría causado este anuncio, muchos consideraban que ya se
había reformado el orden social, se había introducido nuevos cambios en el
ritual del culto, algunas costumbres habían sido modificadas, gracias al
sincretismo de la época. Sin duda que todos esos cambios eran buenos
aparentemente, pero carentes de amor.
El
apóstol Pablo nos hace reflexionar en su Primera Epístola a los Corintios 13
que de nada vale hacer grandes cosas si en ellas no hay amor. Muchos
son tentados a hacer cosas que creen buenas, pero sin un verdadero amor.
Se las hace para tener fama, para ser notorios e importantes; para lograr
objetivos personales. Vale la pena tener en cuenta las palabras del apóstol
Pablo, para aplicarlas en todo lo que queramos realizar o cambiar. Sólo así el
cambio será real y justo. Que el Señor nos ayude a reflexionar seriamente en Su
Palabra de Amor. Dios es tan grande que puede cubrir todo el mundo con su
amor y a la vez tan pequeño para entrar en tu corazón.
Jesucristo
nos da el ejemplo; el amor a los demás lleva el riesgo de dar la vida. Él había
anunciado lo que realizaría a favor de los pobres, de los enfermos, de los
cautivos, de los ciegos y de los oprimidos. Era el anuncio del inicio del año
agradable del Señor. Es decir, era la hora del Gran Cambio.
El
profeta Jeremías 1,1-19 nos anima a no ceder ante las dificultades, el odio, la
maldad de los hombres. Hemos sido llamados por el Señor para seguir proclamando
su Palabra y haciendo realidad el gran amor de Dios para todos. “¡No
teman, el Señor está con nosotros!”
Nuestra
sociedad, la Iglesia, las familias necesitan cambios radicales, éstos serán
buenos si están impregnados del amor de Dios. Dios en su infinito amor ha querido
que ese cambio venga a muchas vidas, desde la señal de Radio María, desde el
corazón y la palabra de cada uno de nosotros… Las llamadas comprueban el dolor
y angustia de nuestra gente, pero también el amor y la esperanza que se
comunica a través de las ondas radiales y de la web.
Cuando Dios te lleva al borde del acantilado, confía
en Él plenamente y déjate llevar. Sólo una de dos cosas va a suceder, ¡o él te
sostiene cuando tú te caes, o te va a enseñar a volar!
Es el momento para ponernos de pie, y para seguir
ayudando a ponerse de pie al prójimo llevando la
Palabra y mostrando el amor que Dios ha derramado en nuestros corazones;
repetir las mismas Palabras del Maestro: ¡Levántate y anda! (Mt. 9,1-6), he ahí una bella
misión.
Nuestras oraciones son importantes, pero también son
necesarias, urgentes y obligatorias nuestras ofrendas de amor.
Termino este mensaje de gratitud y compromiso
recordando:
1.
Nunca te olvides de Quién es el Señor:
"Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de
sus manos. La tierra está llena de la gloria de Dios" (Salmo 19,1)…
"!Oh Yahvé, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos" (Salmo 8,1).
2.
El Señor nos sigue desafiando:
Mientras vivas nadie te resistirá. Estaré contigo como lo estuve con Moisés; no
te dejaré ni te abandonaré. Sé valiente y ten ánimo, porque tú entregarás a
este pueblo la tierra que juré dar a sus padres. Por eso, ten ánimo y cumple
fielmente toda la Ley que te dio mi servidor Moisés. No te apartes de ella de
ninguna manera y tendrás éxito dondequiera que vayas. Leerás continuamente el
libro de esta Ley y lo meditarás para actuar en todo según lo que dice. Así se
cumplirán tus planes y tendrás éxito en todo. Yo soy quien te manda;
esfuérzate, pues, y sé valiente. No temas ni te asustes, porque contigo está
Yahvé, tu Dios, adondequiera que vayas.» (Josué 1,5-9)
3.
El anhelo de Jesús para nosotros:
"Padre, quiero que los que Me has dado, estén también conmigo donde Yo
estoy, para que vean Mi gloria, la gloria que Me has dado; porque Me has
amado desde antes de la fundación del mundo (Juan 17,24)
4. Lo que viene a partir de ahora:
Entonces invocarás, y te oirá Yahvé; clamarás, y dirá él: “Heme aquí”. Si
quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar
vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma
afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el
mediodía (Isaías 58,9-10)
GRACIAS a todos, al usar nuestras palabras para
bendecir, estamos pidiendo a Dios que desate las gracias necesarias para
alguien en particular, nuestros oyentes. Quien bendice continuamente atrae esas
mismas bendiciones para sí, como un regalo de Dios que es generoso y rico en misericordia.
Hermano, hermana, transfórmate en un
canal de bendición y vive las bendiciones que Jesucristo te da. Toda bendición
tendrá su fruto.
Mil gracias en nombre de quienes
reciben por medio de tus palabras y de tu trabajo, las bendiciones incesantes de
Dios.
P. MARCO
BAYAS O. CM
“El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres”
No hay comentarios:
Publicar un comentario