sábado, 16 de junio de 2012

DOMINGO XI ORDINARIO Evangelio Marcos 4,26-34


“El Reino de Dios
se parece
a la semilla que crece por sí sola
y a un grano de mostaza”

DÍA DEL PADRE

En el mes del Sagrado Corazón de Jesús, el Señor, comienza a desentrañarnos los Misterios del Reino, a la luz del Evangelio, quiero proponer unos “destellos de luz”, para acoger, meditar y vivir la Palabra.
  1. Todo se los decía por medio de Parábolas (4,34)
"Parábola" proviene del hebreo mashal, y puede tener los siguientes significados: proverbio, enigma, símbolo, seudónimo, motivo, ejemplo, refrán, comparación, adagio, dicho agudo, cuento corto, fábula, figura, revelación, argumentación, disculpa, objeción y metáfora.

La parábola bíblica abarca las áreas de comparación, ilustración y ejemplificación.
El Nuevo Testamento da el mensaje definitivo de Dios a la humanidad en Jesús. Él mismo es la gran Parábola de Dios en su obra, palabra y vida.

Jesús al enseñar por medio de las parábolas pretende:
  • Actualizar las verdades eternas de Dios,
  • Ofrecer pistas sencillas de reflexión,
  • Ilustrar las realidades de Dios con un lenguaje sencillo,
  • Dar enseñanzas comprensibles de moral,
  • Asumir compromisos para la vida práctica diaria,
  • Motivar para ser, pensar, vivir y obrar, según el corazón de Dios.
 La parábola no es una norma, costumbre ni historia, sino:
  • enseñanza para crecer en sabiduría (pedagogía);
  • consejo o advertencia qué no se debe olvidar (meditación);
  • invitación y provocación a buscar las respuestas verdaderas (interpelación)
  • símbolo por descubrir y con el cual sintonizar (enseñanza);
  • verdad para aprender a calibrar y comprobar (aceptación).
Por esta razón, las Parábolas de Jesús:
  • Son un lenguaje en imágenes y un instrumento útil para expresarse, relacionarse e involucrarse en la vida de los demás, como Dios en la nuestra;
  • Son una proyección del ser humano, dicen lo que es y quiere, sus metas y aspiraciones; logros y fracasos; riquezas y debilidades;
  • Son recursos para recrear, trabajar y redimir al mundo en que hemos sido colocados;
  • Son un vehículo para transmitir la verdad de Dios, no como regla, sino con la fluidez y belleza poética de la comparación y el proverbio, el encanto de la motivación, el tino de la sugerencia y el alcance de la provocación que lleva al compromiso.
  1. Las Parábolas del Texto.
En las parábolas, Jesús se revela como "Sabio". Los Libros Sapienciales descubren el sentido de la vida y explican muchos “porqués” de la existencia humana: nacimiento, muerte, enfermedad, sufrimiento, crecimiento, matrimonio, familia, comunidad, etc.
El tema central de las parábolas de los Evangelios es el Reino de Dios. Jesús, como buen sabio, nos descubre el misterio del Reino, plan o proyecto de Dios sobre la humanidad.
a. El grano germina y crece sin que él sepa cómo (v. 27)

El Reino de Dios, sembrado en el campo de la humanidad, en el corazón de la historia, tiene la fuerza y la vitalidad suficientes para ir creciendo y creciendo.
Crece lentamente, sin que nadie lo pueda detener ni impedir. Primero un tallo, luego la espiga, después el trigo abundante ...

Los comienzos son sencillos y ocultos. La fuerza interna de la semilla  impulsa el crecimiento en una planta con sus frutos.

Sin que él sepa cómo. Las cosas del Reino y de Dios no se miden con nuestras medidas. En nuestra sociedad rige este criterio: "tanto vales cuanto produces". Así quedamos equiparados a las máquinas, ni más ni menos.

Se insiste en el dinamismo del Reino de Dios: la semilla depositada en tierra tiene vigor para crecer; a pesar de las dificultades del entorno, Dios mismo está actuando y su acción es invencible: “La semilla germina y va creciendo sin que el labrador sepa cómo”.

El Reino de Dios no llega de repente, sino que va creciendo a partir de unos comienzos ocultos. Y siempre por obra divina.

El principal Trabajador del Reino es el mismo Dios. Jesús dijo: “Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso, yo trabajo también en todo tiempo” (Jn. 5, 17). El hombre es colaborador en la siembra. Debemos comprender cómo los valores del Evangelio crecen en la historia humana. La fuerza, oculta pero efectiva, del Evangelio ha vencido injusticias, maldades y pecados.

 Cada uno, repasando su propia historia, percibirá que el Señor ha hecho maravillas a lo largo de su vida, dando el crecimiento a la semilla de la fe, que el bautismo sembró en nuestra conciencia.

b. El grano de mostaza (v. 31)

La simiente de mostaza es mínima, como un punto de aguja. Sin embargo, está dotada de fuerza interior, que le hace crecer, desarrollar y dar cobijo a los pájaros.
La pequeñez y la humildad son virtudes exaltadas en los Evangelios. Hay que aprender a valorar tantas actividades, pequeñas y silenciosas, frente a tantas noticias, grandiosas en apariencia.

Esta parábola pone de relieve el resultado impresionante a que ha dado lugar una semilla insignificante.

¿Qué pueden valer nuestros pequeños servicios ante las grandes obras de la técnica moderna y de las grandes empresas? ¿Qué valgo yo en esta sociedad, donde se privilegia lo espectacular?

Esta parábola es una invitación a sembrar pequeñas semillas de una humanidad nueva. Jesús no habla de grandes proyectos. El Reino de Dios, su proyecto de salvación, es algo humilde y modesto en sus orígenes.

En nuestra vida espiritual, no soñemos con acciones elocuentes o grandiosas. En la sencillez de la vida, pongamos mucho amor, para que el Reino vaya creciendo entre nosotros.

Hay que vivir con gozo el momento presente. No soñar con un futuro prometedor. Sembrar y sembrar cada día, sin cansancios. Tener en cuenta las ocasiones actuales para realizarlas con la mayor entrega y generosidad. La siembra producirá sus frutos. Nos toca sembrar.
  1. Para Meditar en la Palabra de Dios:
Enseñanzas y lecciones de las dos Parábolas:
  • No somos los protagonistas en el crecimiento del Reino de Dios. Sino que el mismo Dios es el autor y motor de todo. Los creyentes, somos sólo colaboradores (primera parábola). Lo mismo sucede en el crecimiento espiritual del cristiano.
  • Dios actúa en la historia de la humanidad, a pesar de que las apariencias digan lo contrario. La salvación se va realizando día a día. No hay marcha atrás (segunda parábola).
  • Padre, Tú eres el que hace crecer la semilla de nuestras buenas obras, haz que siempre creamos que Tú eres el protagonista de nuestro crecimiento y de nuestra felicidad.
  1. Jesús en las Parábolas.
Jesús es la gran semilla, sembrada en la tierra de la humanidad que va produciendo abundantes frutos. Todos nosotros pese a nuestra limitación humana, por haber recibido esa semilla, estamos capacitados para realizar obras de amor, justicia, solidaridad y servicio.

Por eso, llenos de júbilo podemos repetir con el Salmista: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor” (Sal. 89, 2).
  1. El anuncio del Reino de Dios.
Jesús proclamaba la Buena Nueva de Dios: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc. 1, 15). Cristo, para hacer la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el Reino de los cielos. Y lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra el germen y el comienzo de este Reino.

Todos estamos llamados a entrar en el Reino. Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús. El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, a los que lo acogen con un corazón humilde. Jesús fue enviado para “anunciar la Buena Nueva a los pobres”. Los declara Bienaventurados porque de “ellos es el Reino de los cielos”; a los “pequeños” es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes. Jesús, desde el pesebre hasta la cruz comparte la vida de los pobres; conoce el hambre, la sed y la privación; se identifica con ellos y hace del amor activo hacia ellos la condición para entrar en su Reino.

En el Padrenuestro Jesús nos hace exclamar: “¡Venga a nosotros tú Reino!” Ese Reino está ante nosotros. Se aproxima en el Verbo encarnado, se anuncia a través de todo el Evangelio, llega en la muerte y la Resurrección de Cristo. El Reino de Dios adviene en la Ultima Cena y por la Eucaristía está entre nosotros.

El Reino de Dios es justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rm 14, 17).
Discerniendo según el Espíritu, los cristianos debemos hoy más que nunca distinguir entre el crecimiento del Reino de Dios y el progreso de la cultura y la promoción de la sociedad en las que están implicados. Esta distinción no es una separación. La vocación del hombre a la vida eterna no suprime sino que refuerza su deber de poner en práctica las energías y los medios recibidos del Creador para servir en este mundo a la justicia, a la paz y a todos los valores del Reino.

Cristianos, no hay lugar para el desánimo. El árbol seco puede reverdecer. El camino se abre al caminar. La semilla sembrada, en el corazón y en la sociedad, es el mismo Evangelio, que dará fruto a su tiempo.

¿Cuándo? ¿Cómo? ¿En qué medida? No sabemos. ¿Por qué no fiarse de Dios Amor? La obra es suya y sólo quiere nuestra colaboración humilde, confiada y generosa.
Cristo es el Reino. A manera de una semilla de mostaza, ha sido sembrado en un jardín, el cuerpo de la Virgen. Creció y llegó a ser el árbol de la cruz que cubre la tierra entera. Después de que hubiera sido triturado por la Pasión, su fruto produjo bastante sabor para dar su buen gusto y su aroma a todos los seres vivos que lo tocan. Porque, mientras la semilla de mostaza permanezca intacta, sus virtudes quedan escondidas, pero despliegan toda su potencia cuando la semilla es molida. De igual modo, Cristo quiso que su cuerpo fuera molido para que su fuerza no quede escondida... Cristo es rey, porque es el principio de toda autoridad. Cristo es el Reino, porque en él reside toda la gloria de su reino.

6.   Nuestros Compromisos:

a.     Creer en el valor de lo pequeño: La imagen de la semilla de mostaza es útil para mostrar algo que parece insignificante. La pregunta lógica es: ¿de esto tan pequeño puede brotar algo de calculable importancia? La primera impresión parece irse por lo negativo. Pero el Reino es precisamente así: siempre comienza por acciones pequeñas, muchas veces casi invisibles y por lo tanto sumamente frágiles. Una comunidad en estado de discernimiento debe saber detectar la fuerza de lo pequeño que está brotando dentro de ella. Se trata de acciones, de iniciativas, de personas concretas que hay que valorar.

b.     Creer que se podrá transformar el mundo: Cuando se hacen análisis de la realidad en función de la pastoral, con alguna frecuencia se escuchan suspiros desconsolados de este tipo: ¿pero qué vamos a lograr nosotros frente a tan grandes desafíos? Y entonces el escepticismo, uno de los pecados más graves en la pastoral, nos invade y se paralizan muchas acciones, la capacidad de inventiva y de riesgo. El Reino puede llegar con su capacidad penetrante a todas las realidades humanas, aún las más escondidas y difíciles, para realizar su obra.

Terminemos orando por los Padres que hacen de su vida una permanente construcción del Reino:

Señor, te agradezco por el padre y la madre que me diste y que tanto admiro.
Haz que siempre los ame más y que ellos se sientan amados.
Auméntales las alegrías y no permitas que yo, para ellos, me convierta en un peso. Ayúdame a aliviar sus horas de cansancio y preocupaciones,
para que pueda servirles de "Cirineo".
No dejes que los desengaños les hagan decaer o que el desánimo les domine. Ayúdales a enfrentar, con renovado coraje, sus responsabilidades
y a actuar frente a ellas de la mejor manera posible.
Que ellos sean firmes y severos cuando sea necesario, sin dejar de ser buenos.
Que no se pierdan en la impaciencia, sino que sepan perdonar mis flaquezas.
Que yo no repare en sus defectos, Señor, sino en sus cualidades
y que sepa no sólo admirar sus buenos ejemplos, sino también imitarlos, especialmente cuando a mi vez tenga mis propios hijos.
Consérvalos, Señor, en tu amor y que nuestra familia,
viviendo ahora unida bajo tus cuidados y bendiciones,
pueda también vivir unida en el cielo, para cantar tu nombre,
¡Oh Padre de los padres!.
Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario