“¿No es éste el carpintero?”
¡Hay un Profeta en medio nuestro!
“No desprecian a un Profeta
más que en su tierra”
En el
evangelio de este Domingo XIV, ofrezco algunos “destellos de luz”, para profundizarlos, espero que la gracia del
Espíritu obre en nuestras vidas y pongamos por obra el mensaje recibido.
Introducción.
En la
propia tierra es donde se espera que un personaje importante haga más obra y
sea apreciado. En el caso de Jesús pasa lo contrario: mientras los más lejanos
creen en él, los más cercanos no.
El
rechazo sufrido por Jesús de parte de los “suyos”, nos lleva a preguntarnos: ¿Qué
hacemos cuando nos rechazan, sobre todo allí donde nos conocen desde niños?
¿Cómo manejamos los fracasos personales, laborales y pastorales? Y la pregunta
ineludible: ¿Quién es Jesús para mi?
- Una nueva iniciativa de Jesús.
Jesús
toma la iniciativa para ir a evangelizar a quienes lo conocen desde niño. Antes
era la gente la que venía donde él a buscarlo, escucharlo y pedirle ayuda. Ahora
es Jesús quien tiene ganas de hablarle a su gente…
- La reacción de los paisanos de Jesús.
Siguiendo la secuencia del texto, descubrimos cuatro
reacciones:
- La maravilla: La reacción de los asistentes, frente a la predicación de Jesús, es que se “maravillan”. Esto ya ocurrió en la primera predicación en la sinagoga de Cafarnaúm (1,21-28). Pero se nota la diferencia: mientras en Cafarnaúm la gente reconoció la “novedad” y la “autoridad” de su enseñanza, demostrada en la victoria sobre los demonios; ahora sus propios paisanos se muestran incapaces de reconocer en él a alguien más que al carpintero que han visto siempre, por esto, se escandalizan de Jesús.
- La actitud despectiva: Jesús no es recibido con aprecio. La sola manera de referirse a él dice mucho: no mencionan su nombre, se refieren a él con un despectivo “éste”.
- Los cuestionamientos: En Nazaret no hay confesiones de fe, sino cinco preguntas sobre Jesús:
- ¿De dónde proviene?
- ¿De qué tipo es su enseñanza y sus milagros?
- ¿Es el carpintero?
- ¿Es el Hijo de María?
- ¿No son conocidos sus hermanos y hermanas?
- El Escándalo: El bloqueo e incredulidad frente a Jesús, el Evangelio lo recoge con esta frase: “Y se escandalizaban a causa de él”. Se niegan a creer en sus enseñanzas y en las obras de poder, no lo reconocen como el enviado de Dios. No lo amenazan de muerte (como en Mc. 3,6) pero tampoco toman en serio su misión.
- La consecuencia del rechazo en Nazaret.
Por
estas cuatro reacciones y actitudes, no hace ahí milagros, se maravilla y
continúa su misión en los alrededores de Nazaret, con lo cual Jesús nos
alecciona cómo enfrentar la adversidad de los otros:
- se sostiene en su reivindicación de ser enviado de Dios;
- es bloqueado pero no por eso deja de servir;
- abre un nuevo espacio misionero.
Este pasaje del Evangelio nos hace
entrar en una paradoja con el de los domingos anteriores. Después de los impresionantes
signos realizados, Jesús, ahora es rechazado. La rebeldía y la dureza de
corazón, la falta de fe de la gente, les impide reconocer y aceptar los signos
de Dios. El poder de Cristo parece quedar sin efecto ante la incredulidad de
sus paisanos. La reacción de los parientes y paisanos de Jesús es una
advertencia del peligro que nosotros corremos si no damos continuamente el
salto de la fe.
- “¿Dónde aprendió éste tantas cosas?”
La primera reacción, de admiración ante
la sabiduría y los poderes de Jesús, da paso al rechazo; su historia, su nivel
social, hacen más bochornosa la presencia de «el
carpintero, el hijo de María», metido a
intelectual y hacedor de milagros. Les faltaba fe.
Comparto una bella historia sobre lo que se aprende
con Jesús: “Una joven de una familia muy
adinerada decidió ingresar a una comunidad religiosa dedicada a la atención de
ancianos y ancianas de escasos recursos. Después de haber hecho su noviciado,
alejada del mundanal ruido, la joven regresó a la ciudad que la había visto
crecer y donde su familia era muy conocida en los círculos de la alta sociedad.
Al poco tiempo recibió su primer destino; fue enviada a trabajar en un albergue
muy pobre, al sur de la ciudad. Una de las tareas que debía cumplir
semanalmente la nueva religiosa, era salir por las calles para pedir limosna,
por el amor a Dios, a los transeúntes. Con estas ayudas se sostenía la labor
que realizaban en el albergue…
Un sábado por la tarde, la hermanita salió con una
compañera para cumplir con el deber de pedir limosna. Cuando iban caminando por
una de las calles más concurridas, la joven fue reconocida por un grupo de
antiguos compañeros de colegio y de parranda. Los muchachos comenzaron a
burlarse de las hermanitas. Uno de ellos, liderando el grupo, se adelantó para
ofrecer una limosna, pero puso una condición... la joven religiosa debía darle
un beso si quería recibir la ayuda para sus viejitos. La monjita, sin dudar un
momento, se inclinó ante su antiguo amigo y le besó los pies ante la mirada
atónita de los peatones que circulaban por el lugar. Después, erguida, como su
dignidad, estiró la mano para recibir la dádiva prometida. El burlador, lleno
de vergüenza, tuvo que cumplir lo que había prometido mientras sus compañeros
se iban escabullendo con el rabo entre las piernas.”
Predicar
entre las personas conocidas es una tarea muy complicada. Sin embargo, estamos
llamados a comenzar nuestra labor misionera por nuestra propia casa. Es allí
donde se hace real el anuncio que tenemos que llevar al mundo.
- “El Carpintero”:
"Teknon",
carpintero en hebreo, mejor traducido como obrero manual. Jesús no trabaja en su carpintería
en solitario, sus socios son el Espíritu Santo, el Padre y José que le enseñó
su profesión.
En la carpintería de Jesús se trabaja el carácter de
las personas. Entrégale al Carpintero la madera de tu corazón para que Él la
trabaje. Sus obras son increíbles. Hace de gente sin escrúpulos personas
piadosas; de los egoístas, personas entregadas a los demás. Hace que los
muertos espirituales vivan, esculpe los corazones que parecían de piedra en
otros tallados con amor de Dios aplicándoles el aceite, el tratamiento de la
unción. Su trabajo talla todo tu ser, tu corazón, tu alma y tu mente para que
tu espíritu fluya del Suyo, porque sólo transformados podemos transformar.
En la obra de Dios, igual que un proyecto de
carpintero se emplea y selecciona las mejores y más adecuadas maderas; el Señor
escogió a 12 hombres y recibió a muchas mujeres que a lo largo de estos 21
siglos, aman, sirven, ungen con aceite, conformando nuestro corazón con el amor
de Dios.
- “El hijo de María”
Entre los judíos los “apellidos” hacían
referencia al padre, no a la madre, hablar así de Jesús suponía: o que José ya
había muerto, o que se trataba de una expresión insultante, como dirigida a
hijo de padre desconocido.
Ser “hijo de María” o “hijo de José”,
para los nazaretanos, equivalía a clasificar a Jesús como un “donnadie”.
Piensan
hacerle una ofensa, pero termina todo en una alabanza. Por ser la Madre de
Cristo, el Verbo encarnado, el mismo Dios, María es:
·
la que "dio el ser al Creador de todo",
·
la que "engendró al mismo que la había creado a
ella",
·
la que existía antes que Dios... se encarnara,
·
la que encerró en su seno al Inmenso e Infinito,
·
la que encerró en sus entrañas a quien no cabe en todo
el mundo,
·
la que sostuvo en sus brazos al que todo lo sustenta,
·
la que tuvo obligación de ejercer vigilancia materna sobre
el que todo lo ve,
·
la que tuvo a su cuidado al Dios que cuida de todos,
·
la que tocó los confines de quien no tiene fin.
Así nos ha amado él, hasta hacerse uno
de nosotros, “hijo del hombre”, siendo Hijo de Dios; “hijo de María”, para
después dárnosla como Madre.
- “Los hermanos y hermanas de Jesús”:
La palabra “hermano”, en la Biblia,
comprende desde el hermano de sangre hasta el hermano de raza o el compatriota;
designa también al “pariente” en cualquier grado, y al miembro de una misma
comunidad. Ni en el Nuevo Testamento, ni en ninguna otra fuente de la tradición
primitiva, se mencionan otros “hijos de María” fuera de Jesús, ni se dice que
los “hermanos” de Jesús, cuyos nombres se citan aquí, sean “hijos de María”.
a. Algunos
ejemplos de "hermano" utilizado para designar otras relaciones en el
Antiguo Testamento:
·
A Lot se le llama
"hermano" de Abraham en Gen. 14,14, pero sabemos por la misma Biblia
que era su sobrino (Gen. 11,26-28).
·
A Jacob le llaman
"hermano" de Labán quien es en realidad su tío (Gen. 29,15).
·
I Crónicas 23,21-22:
"Hijos de Majlí: Eleazar y Quis. Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo
hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por
mujeres." Son primos los que se casan pero se les llama
"hermanos", según la costumbre hebrea.
b. "Hermanos"
no significa que tenían que ser familia cercana:
·
Deuteronomio 23,8: "No
tendrás por abominable al idumeo, porque es tu hermano"
·
II Reyes 10,12-14: Los 42
"hermanos" del rey Ocozías que bajaban a saludar a los hijos del
mismo rey y de la reina.
·
Nehemías 5,8: "y les
dije: «Nosotros hemos rescatado, en la medida de nuestras posibilidades, a
nuestros hermanos judíos que eran esclavos. ¿Y ahora son ustedes los que
compran a sus hermanos?"
·
Jeremías 34,9: "en
orden a dejar cada uno a su siervo o esclava hebreos libres dándoles la
libertad de suerte que ningún judío fuera siervo de su hermano."
c.
No existe una sola
sugerencia en la Biblia de que la Virgen tuviera otros hijos:
·
Cuando la Sagrada Familia
huye a Egipto; cuando se les pierde el Niño en Jerusalén (Lucas 2,41-51),
siempre se refiere a un solo hijo. Los de Nazaret, aun cuando hablan de los
"hermanos" de Jesús, se refieren a Él como "el hijo de
María", no como "un hijo de María"(Mc 6,3).
d.
Hermanos por la gracia:
·
Jesús establece una relación
de madre-hijo que no es por naturaleza sino por gracia. Como Juan, todos los
bautizados somos hijos de María, ella es nuestra Madre y somos hermanos de
Jesús.
·
1 Corintios 15,6: “Después
(El Resucitado) se hizo presente a más de quinientos hermanos de una vez…”
·
Apocalipsis
12,7: Nos dice quienes son los otros hijos de María:
"Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto
de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el
testimonio de Jesús."
·
Por eso una lástima que
algunos cristianos renuncien a la Madre que el mismo Jesús ha dado a los que
han de mantenerse fieles en la batalla contra el mal.
- “No pudo hacer allí ningún milagro”.
No es que la fe tenga poder o ejerza un
derecho sobre Dios para obtener milagros, sino que un milagro carece de sentido
cuando el hombre se cierra a Dios que se le acerca en la acción prodigiosa.
Dios no se impone a la fuerza, ni siquiera a fuerza de milagros.
- “Estaba sorprendido de su falta de fe”.
A lo largo de su vida terrena Jesús experimentó
burlas y sarcasmos, oposición de los pecadores, y con frecuencia debió levantar
sus ojos y su corazón al Padre.
La ruptura humana en sus
relaciones básicas lleva a la desconfianza. Ésta se manifiesta en el temor, la mentira,
la mezquindad, el individualismo. No faltan los que ponen su confianza en
falsos fundamentos o en espejismos frustrantes.
En los orígenes vemos esa
realidad de desconfianza que surge como consecuencia de la ruptura con Dios.
Después de la desobediencia, Dios llama a Adán y "Éste contestó: Te oí
andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me
escondí" (Gén 3,10). Se ve que la desconfianza en Dios se relaciona
íntimamente con la ruptura personal y el no aceptar la propia fragilidad. Que podamos experimentar como san Pablo la certeza de su
protección: «Te basta mi
gracia », pues la fuerza de Dios se manifiesta
en la debilidad del hombre.
Terminemos orando:
Señor Jesús,
sé que he
actuado mal,
sé que no he
hecho lo que tú esperas de mí,
sé que con
mi forma de actuar
me he
alejado del camino de tu amor.
Me sabe mal
haber actuado así
porque Tú me
amas,
y tu camino
es el de la felicidad.
Señor Jesús,
te pido perdón,
y te pido tu
fuerza
para vivir
como Tú viviste.
AMÉN
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