lunes, 9 de julio de 2012

DOMINGO XIV ORDINARIO Evangelio Marcos 6,1-6


“¿No es éste el carpintero?”
 ¡Hay un Profeta en medio nuestro!
“No desprecian a un Profeta
más que en su tierra”

En el evangelio de este Domingo XIV, ofrezco algunos “destellos de luz”, para profundizarlos, espero que la gracia del Espíritu obre en nuestras vidas y pongamos por obra el mensaje recibido.

Introducción.
En la propia tierra es donde se espera que un personaje importante haga más obra y sea apreciado. En el caso de Jesús pasa lo contrario: mientras los más lejanos creen en él, los más cercanos no.

El rechazo sufrido por Jesús de parte de los “suyos”, nos lleva a preguntarnos: ¿Qué hacemos cuando nos rechazan, sobre todo allí donde nos conocen desde niños? ¿Cómo manejamos los fracasos personales, laborales y pastorales? Y la pregunta ineludible: ¿Quién es Jesús para mi?
  1. Una nueva iniciativa de Jesús.
Jesús toma la iniciativa para ir a evangelizar a quienes lo conocen desde niño. Antes era la gente la que venía donde él a buscarlo, escucharlo y pedirle ayuda. Ahora es Jesús quien tiene ganas de hablarle a su gente…
  1. La reacción de los paisanos de Jesús.
Siguiendo la secuencia del texto, descubrimos cuatro reacciones:

  • La maravilla: La reacción de los asistentes, frente a la predicación de Jesús, es que se “maravillan”. Esto ya ocurrió en la primera predicación en la sinagoga de Cafarnaúm (1,21-28). Pero se nota la diferencia: mientras en Cafarnaúm la gente reconoció la “novedad” y la “autoridad” de su enseñanza, demostrada en la victoria sobre los demonios; ahora sus propios paisanos se muestran incapaces de reconocer en él a alguien más que al carpintero que han visto siempre, por esto, se escandalizan de Jesús.
  • La actitud despectiva: Jesús no es recibido con aprecio. La sola manera de referirse a él dice mucho: no mencionan su nombre, se refieren a él con un despectivo “éste”.
  • Los cuestionamientos: En Nazaret no hay confesiones de fe, sino cinco preguntas sobre Jesús: 
    •  ¿De dónde proviene? 
    •  ¿De qué tipo es su enseñanza y sus milagros? 
    •  ¿Es el carpintero? 
    •  ¿Es el Hijo de María? 
    •  ¿No son conocidos sus hermanos y hermanas?
  • El Escándalo: El bloqueo e incredulidad frente a Jesús, el Evangelio lo recoge con esta frase: “Y se escandalizaban a causa de él”. Se niegan a creer en sus enseñanzas y en las obras de poder, no lo reconocen como el enviado de Dios. No lo amenazan de muerte (como en Mc. 3,6) pero tampoco toman en serio su misión.
  1. La consecuencia del rechazo en Nazaret.
Por estas cuatro reacciones y actitudes, no hace ahí milagros, se maravilla y continúa su misión en los alrededores de Nazaret, con lo cual Jesús nos alecciona cómo enfrentar la adversidad de los otros:
  • se sostiene en su reivindicación de ser enviado de Dios;
  • es bloqueado pero no por eso deja de servir;
  • abre un nuevo espacio misionero.
Este pasaje del Evangelio nos hace entrar en una paradoja con el de los domingos anteriores. Después de los impresionantes signos realizados, Jesús, ahora es rechazado. La rebeldía y la dureza de corazón, la falta de fe de la gente, les impide reconocer y aceptar los signos de Dios. El poder de Cristo parece quedar sin efecto ante la incredulidad de sus paisanos. La reacción de los parientes y paisanos de Jesús es una advertencia del peligro que nosotros corremos si no damos continuamente el salto de la fe.
  1. ¿Dónde aprendió éste tantas cosas?
La primera reacción, de admiración ante la sabiduría y los poderes de Jesús, da paso al rechazo; su historia, su nivel social, hacen más bochornosa la presencia de «el carpintero, el hijo de María», metido a intelectual y hacedor de milagros. Les faltaba fe.
Comparto una bella historia sobre lo que se aprende con Jesús: “Una joven de una familia muy adinerada decidió ingresar a una comunidad religiosa dedicada a la atención de ancianos y ancianas de escasos recursos. Después de haber hecho su noviciado, alejada del mundanal ruido, la joven regresó a la ciudad que la había visto crecer y donde su familia era muy conocida en los círculos de la alta sociedad. Al poco tiempo recibió su primer destino; fue enviada a trabajar en un albergue muy pobre, al sur de la ciudad. Una de las tareas que debía cumplir semanalmente la nueva religiosa, era salir por las calles para pedir limosna, por el amor a Dios, a los transeúntes. Con estas ayudas se sostenía la labor que realizaban en el albergue…

Un sábado por la tarde, la hermanita salió con una compañera para cumplir con el deber de pedir limosna. Cuando iban caminando por una de las calles más concurridas, la joven fue reconocida por un grupo de antiguos compañeros de colegio y de parranda. Los muchachos comenzaron a burlarse de las hermanitas. Uno de ellos, liderando el grupo, se adelantó para ofrecer una limosna, pero puso una condición... la joven religiosa debía darle un beso si quería recibir la ayuda para sus viejitos. La monjita, sin dudar un momento, se inclinó ante su antiguo amigo y le besó los pies ante la mirada atónita de los peatones que circulaban por el lugar. Después, erguida, como su dignidad, estiró la mano para recibir la dádiva prometida. El burlador, lleno de vergüenza, tuvo que cumplir lo que había prometido mientras sus compañeros se iban escabullendo con el rabo entre las piernas.”
Predicar entre las personas conocidas es una tarea muy complicada. Sin embargo, estamos llamados a comenzar nuestra labor misionera por nuestra propia casa. Es allí donde se hace real el anuncio que tenemos que llevar al mundo.
  1. El Carpintero”:
"Teknon", carpintero en hebreo, mejor traducido como obrero manual. Jesús no trabaja en su carpintería en solitario, sus socios son el Espíritu Santo, el Padre y José que le enseñó su profesión.
En la carpintería de Jesús se trabaja el carácter de las personas. Entrégale al Carpintero la madera de tu corazón para que Él la trabaje. Sus obras son increíbles. Hace de gente sin escrúpulos personas piadosas; de los egoístas, personas entregadas a los demás. Hace que los muertos espirituales vivan, esculpe los corazones que parecían de piedra en otros tallados con amor de Dios aplicándoles el aceite, el tratamiento de la unción. Su trabajo talla todo tu ser, tu corazón, tu alma y tu mente para que tu espíritu fluya del Suyo, porque sólo transformados podemos transformar.
En la obra de Dios, igual que un proyecto de carpintero se emplea y selecciona las mejores y más adecuadas maderas; el Señor escogió a 12 hombres y recibió a muchas mujeres que a lo largo de estos 21 siglos, aman, sirven, ungen con aceite, conformando nuestro corazón con el amor de Dios.
  1. El hijo de María
Entre los judíos los “apellidos” hacían referencia al padre, no a la madre, hablar así de Jesús suponía: o que José ya había muerto, o que se trataba de una expresión insultante, como dirigida a hijo de padre desconocido.
Ser “hijo de María” o “hijo de José”, para los nazaretanos, equivalía a clasificar a Jesús como un “donnadie”.
 
Piensan hacerle una ofensa, pero termina todo en una alabanza. Por ser la Madre de Cristo, el Verbo encarnado, el mismo Dios, María es:
·       la que "dio el ser al Creador de todo",
·       la que "engendró al mismo que la había creado a ella",
·       la que existía antes que Dios... se encarnara,
·       la que encerró en su seno al Inmenso e Infinito,
·       la que encerró en sus entrañas a quien no cabe en todo el mundo,
·       la que sostuvo en sus brazos al que todo lo sustenta,
·       la que tuvo obligación de ejercer vigilancia materna sobre el que todo lo ve,
·       la que tuvo a su cuidado al Dios que cuida de todos,
·       la que tocó los confines de quien no tiene fin.
Así nos ha amado él, hasta hacerse uno de nosotros, “hijo del hombre”, siendo Hijo de Dios; “hijo de María”, para después dárnosla como Madre.
  1. Los hermanos y hermanas de Jesús”:
La palabra “hermano”, en la Biblia, comprende desde el hermano de sangre hasta el hermano de raza o el compatriota; designa también al “pariente” en cualquier grado, y al miembro de una misma comunidad. Ni en el Nuevo Testamento, ni en ninguna otra fuente de la tradición primitiva, se mencionan otros “hijos de María” fuera de Jesús, ni se dice que los “hermanos” de Jesús, cuyos nombres se citan aquí, sean “hijos de María”.

a.   Algunos ejemplos de "hermano" utilizado para designar otras relaciones en el Antiguo Testamento:
·            A Lot se le llama "hermano" de Abraham en Gen. 14,14, pero sabemos por la misma Biblia que era su sobrino (Gen. 11,26-28).
·            A Jacob le llaman "hermano" de Labán quien es en realidad su tío (Gen. 29,15).
·            I Crónicas 23,21-22: "Hijos de Majlí: Eleazar y Quis. Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por mujeres." Son primos los que se casan pero se les llama "hermanos", según la costumbre hebrea.

b.   "Hermanos" no significa que tenían que ser familia cercana:
·            Deuteronomio 23,8: "No tendrás por abominable al idumeo, porque es tu hermano"
·            II Reyes 10,12-14: Los 42 "hermanos" del rey Ocozías que bajaban a saludar a los hijos del mismo rey y de la reina.  
·            Nehemías 5,8: "y les dije: «Nosotros hemos rescatado, en la medida de nuestras posibilidades, a nuestros hermanos judíos que eran esclavos. ¿Y ahora son ustedes los que compran a sus hermanos?"
·            Jeremías 34,9: "en orden a dejar cada uno a su siervo o esclava hebreos libres dándoles la libertad de suerte que ningún judío fuera siervo de su hermano."

c.    No existe una sola sugerencia en la Biblia de que la Virgen tuviera otros hijos:
·         Cuando la Sagrada Familia huye a Egipto; cuando se les pierde el Niño en Jerusalén (Lucas 2,41-51), siempre se refiere a un solo hijo. Los de Nazaret, aun cuando hablan de los "hermanos" de Jesús, se refieren a Él como "el hijo de María", no como "un hijo de María"(Mc 6,3). 

d.   Hermanos por la gracia:
·         Jesús establece una relación de madre-hijo que no es por naturaleza sino por gracia. Como Juan, todos los bautizados somos hijos de María, ella es nuestra Madre y somos hermanos de Jesús.
·         1 Corintios 15,6: “Después (El Resucitado) se hizo presente a más de quinientos hermanos de una vez…”
·         Apocalipsis 12,7: Nos dice quienes son los otros hijos de María: "Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús."
·         Por eso una lástima que algunos cristianos renuncien a la Madre que el mismo Jesús ha dado a los que han de mantenerse fieles en la batalla contra el mal.
  1. No pudo hacer allí ningún milagro”.
No es que la fe tenga poder o ejerza un derecho sobre Dios para obtener milagros, sino que un milagro carece de sentido cuando el hombre se cierra a Dios que se le acerca en la acción prodigiosa. Dios no se impone a la fuerza, ni siquiera a fuerza de milagros.
  1. Estaba sorprendido de su falta de fe”.
A lo largo de su vida terrena Jesús experimentó burlas y sarcasmos, oposición de los pecadores, y con frecuencia debió levantar sus ojos y su corazón al Padre.
La ruptura humana en sus relaciones básicas lleva a la desconfianza. Ésta se manifiesta en el temor, la mentira, la mezquindad, el individualismo. No faltan los que ponen su confianza en falsos fundamentos o en espejismos frustrantes.
En los orígenes vemos esa realidad de desconfianza que surge como consecuencia de la ruptura con Dios. Después de la desobediencia, Dios llama a Adán y "Éste contestó: Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí" (Gén 3,10). Se ve que la desconfianza en Dios se relaciona íntimamente con la ruptura personal y el no aceptar la propia fragilidad. Que podamos experimentar como san Pablo la certeza de su protección: «Te basta mi gracia », pues la fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad del hombre.

Terminemos orando:
Señor Jesús,
sé que he actuado mal,
sé que no he hecho lo que tú esperas de mí,
sé que con mi forma de actuar
me he alejado del camino de tu amor.
Me sabe mal haber actuado así
porque Tú me amas,
y tu camino es el de la felicidad.
Señor Jesús, te pido perdón,
y te pido tu fuerza
para vivir como Tú viviste.
AMÉN

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